Una calle concurrida llena de gente durante un festival: hay muchas camisetas de colores brillantes y vendedores ambulantes.

Clima y Salud

El cambio climático presenta desafíos cambiantes para la salud humana y pública, y para la distribución y diversidad de los recursos naturales vivos.

El cambio climático es una amenaza importante y emergente a la salud pública. En el Caribe estadounidense, los impactos del cambio climático incluyen reducciones en la calidad y cantidad de agua, efectos en la seguridad alimentaria, impactos en la habilidad para controlar y manejar las enfermedades infecciosas, y reducciones en las protecciones naturales contra desastres.1

El cambio climático también presenta retos cambiantes a la salud humana y a la distribución y diversidad de los recursos naturales vivientes. 2,3 Estos retos han llevado al aumento de riesgos a exposición a alergenos por aire y enfermedades transmitidas por vectores como el virus del Nilo occidental, la malaria, el dengue, y el chikungunya en las poblaciones humanas, especialmente en las comunidades costeras. 4,5,6,7,8,9

También existen preocupaciones de que el cambio climático pueda reintroducir las enfermedades en áreas geográficas de donde ya habían sido erradicadas. 10 Los patrones cambiantes y la frecuencia de los episodios prolongados de calor, la concentración de ozono y ‘smog’ atmosférico a nivel de suelo, y el polvo y otros aerosoles que activen respuestas alérgicas y asmáticas también son condiciones de preocupación. 11

Las naciones isleñas tales como Puerto Rico y las USVI son particularmente vulnerables a los eventos extremos asociados a cambios en el clima tanto marino como terrestre. Abordar tales riesgos requiere nuevos acercamientos geoespaciales y de comunicación para facilitar los esfuerzos de parte de proveedores de salud pública y los planificadores de respuestas emergencia. 1213 Estas estrategias necesitan vincular la salud humana, el monitoreo ambiental rápido y sinóptico, y el mejoramiento de los pronósticos de condiciones peligrosas que supongan un riesgo a segmentos de la población humana u otros organismos. 

Riesgos a la salud relacionados al tiempo y el clima 

    Calor extrema

    Las olas de calor están aumentando en frecuencia, intensidad y duración, amenazando con mayores incidencias de enfermedades y muertes relacionadas a la calor. La vulnerabilidad al calor se conceptualiza como una función de la exposición al calor y la sensibilidad de la gente. Hay muchas variables que contribuyen a la vulnerabilidad al calor, con tasas mayores entre las personas que viven solas, las personas con discapacidades, envejecientes, aquellos con condiciones de salud preexistentes, y personas sin seguro médico. Por otra parte, la sensibilidad de la gente al calor depende de una variedad de factores individuales, los que podrían influenciar la capacidad de adaptación y la habilidad para lidiar con las temperaturas extremas.

    San Juan, Puerto Rico (ciudad capital) es una de las ciudades tropicales más grandes en las naciones isleñas del Caribe. Las temperaturas en las ciudades pueden alcanzar niveles estresantes durante los eventos de temperatura extrema. Existe evidencia sustancial que sugiere un efecto de isla de calor urbana en San Juan. Debido al rápido crecimiento, la población general, y la población envejeciente, los efectos de isla de calor urbana se han hecho más peligrosos. Las áreas más calientes y vulnerables corresponden a las áreas altamente desarrolladas, incluyendo el Aeropuerto Internacional, los puertos marítimos, los lotes de estacionamiento, y las áreas residenciales de alta densidad. Las áreas más frescas corresponden con paisajes con vegetación y cuerpos de agua urbanos (ej. ríos, lagunas, jardines botánicos, parques recreativos). Estos ejemplos sirven como evidencia de cómo la infraestructura verde en ambientes húmedos y cálidos proveen servicios de ecosistema esenciales para la adaptación al clima, tales como regular las temperaturas extremas.

    Una serie eventos de temperaturas extremas se observaron en Puerto Rico durante los veranos de 2012, 2013 y 2014, cuando ocurrieron la temporada con la mayor cantidad de días excediendo lo 32.2°C, el mes más caliente en récord, y las rachas más largas de días a más de 32.2°C en la historia de Puerto Rico. En San Juan, Puerto Rico, los episodios de calor extremo están asociados a un aumento significativo en el efecto de las altas temperaturas en la mortalidad durante los veranos de 2012 y 2013. Los accidentes cerebrovasculares y la enfermedad cardiovascular fueron las principales causas de muerte más asociadas con temperaturas veraniegas elevadas en Puerto Rico.

    Durante los periodos cálidos, se necesita energía para enfriar los edificios y demás ambientes de interiores, y el cambio climático seguramente aumentará esta necesidad. La demanda en Puerto Rico se correlaciona bien con la temperatura ambiente de temporada. 14. El sistema de energía eléctrica de la isla fue destruido durante la temporada de huracanes de 2017.

    Bajo el nuevo panorama de reconstrucción, a medida que la temperatura aumenta y las temperaturas extremas son más frecuentes, habrá un aumento concurrente en la demanda de electricidad para el enfriamiento.  Desafortunadamente, el sistema eléctrico es tan frágil que es incapaz de satisfacer las exigencias de energía durante la temporada caliente (desde el Huracán María, los apagones y la escasez de energía son comunes en Puerto Rico durante la temporada caliente).

    Ciclones tropicales y huracanes poderosos

    Eventos extremos tales como los huracanes y los ciclones tropicales que amenazan la vida son las maneras más inmediatas en que la gente siente los impactos climáticos a través del Caribe. Aparte de los efectos directos que los huracanes puedan tener sobre la población general, existe una preocupación creciente sobre los efectos a corto y largo plazo en la salud humana. En septiembre 2017, Puerto Rico, USVI, y muchas otras islas del Caribe sufrieron una de las temporadas de huracanes más catastróficas en historia reciente.

    El 7 de septiembre de 2017, el Huracán Irma (Categoría 5) alcanzó las Antillas Menores y las USVI, y durante el 13 de septiembre, pasó a 60 millas náuticas al noreste de Puerto Rico. El 20 de septiembre de 2017, el Huracán María (Categoría 4) tocó tierra en Puerto Rico. Muchos de los territorios afectados por estos huracanes, incluyendo Puerto Rico y USVI, sufrieron importantes interrupciones en los servicios esenciales (ej. agua potable y energía eléctrica, telecomunicaciones, transportación), además de problemas de salud ambiental (ej. saneamiento del agua, exposición a contaminantes, enfermedades transmitidas por vectores, higiene alimentaria, intoxicación por monóxido de carbono, y exposición a hongos). En el caso de Puerto Rico, la isla sufrió una mortalidad más alta de lo normal debido a Huracán María.

    Collage de cuatro fotografías que muestran la destrucción de edificios, viviendas e infraestructura tras los huracanes Irma y María.

    Impactos y daños de los huracanes María e Irma. Haga clic en la imagen para una vista más grande y fuentes.

    Huracanes más frecuentes e intensos, en combinación con una infraestructura y determinantes sociales de salud deficientes, probablemente generarán interrupciones en los cuidados médicos, una preocupación particular para los grupos sensitivos, las comunidades vulnerables, y las comunidades en desventaja. Usualmente, las comunidades marginadas son sistemáticamente excluidas de servicios y beneficios sociales y educativos que ayudan a sustentar buenas condiciones de salud. Esto presenta retos importantes a estas comunidades y a los oficiales de Salud Pública que busquen ayudar a estos residentes.

    Inseguridad de agua potable

    El agua es esencial para la vida. El manejo de los recursos de agua es un asunto importante bajo los Escenarios de Cambio Climático dada la creciente preocupación por la escasez de agua y la inseguridad de agua en la Región del Caribe Estadounidense. Las islas tropicales caribeñas dependen de la intensidad y frecuencia de la precipitación para la disponibilidad de agua potable. Las fuentes principales de agua potable son las aguas de superficie (embalses y ríos), y aguas subterráneas y acuíferos. La recolecta de lluvia es una fuente común de agua potable en algunas islas. Desafortunadamente, los panoramas actualizados del cambio climático sugieren que las sequías serán más intensas y frecuentes en la región, seguramente aumentando la escasez de agua, un problema ya enfrentad por varias comunidades marginadas en las islas. Se espera que también ocurran eventos de lluvia extrema, creando grandes volúmenes de agua en menos tiempo, lo que creara mas escorrentías e inundaciones en el Caribe insular. En las islas más grandes y de topografía más compleja, los eventos de lluvia extrema probablemente causarán erosión terrestre en las cuencas hidrográficas y rellenarán los embalses con sedimentos, reduciendo su capacidad.

    Los sistemas de recolecta de lluvia (RWH, por sus siglas en inglés) ofrecen beneficios sociales. Estos sistemas son reconocidos como fuentes de agua dulce y una fuente potencial de agua para beber, pero dentro del marco de manejo de aguas de tormentas, los sistemas de recolecta de agua de lluvia domésticos (DRWH, por sus siglas en inglés) también son reconocidos como soluciones de control de fuentes según los principios de Desarrollo de Bajo Impacto (LID, por sus siglas en inglés). Sin embargo, instalar una cisterna de agua en los hogares no es una solución. Estas soluciones individuales promueven la desigualdad y la injusticia ambiental. La sequía en Puerto Rico de 2013-2015 reveló el conflicto entre el sector agrícola, las comunidades afluentes, las industrias, y las comunidades marginadas. Estas estrategias únicas y particulares generan más estrés a los sistemas centralizados de distribución de agua (como pasó en Puerto Rico) y vacían los embalses más rápido de lo usual. Las cisternas aumentan de manera drástica las exigencias de agua por residencia. En vez de recoger el agua en un embalse (infraestructura pública), cada unidad residencial-comercial requiere volúmenes altos de agua, creando desigualdad con los grupos vulnerables que no pueden instalar cisternas. Hay que abordar el tema de la inseguridad de agua y la necesidad de aumentar la resiliencia ante la crisis climática con relación al suplido de agua de manera urgente.

    Enfermedades transmitidas por vectores (VBD, por sus siglas en inglés)

    Aedes albopictus nosquitor aterrizando en el dedo de alguien. Puede ver claramente los detalles de la huella dactilar humana en contraste con el mosquito aún más intrincado.

    Las enfermedades transmitidas por vectores en el Caribe son transmitidas principalmente por los mosquitos Aedes aegypti, A. albopictus y A. culex. Los investigadores sugieren que estas especies de mosquitos tienen excelentes habilidades de adaptación que les permitirán sobrevivir al aumento de las temperaturas y las condiciones extremas.

    Las enfermedades transmitidas por vectores son usualmente transmitidas por los mosquitos Aedes aegypti, A. albopictus y A. culex. Muchos investigadores sugieren que tanto el Aedes aegypti como el Aedes albopictus cuentan con grandes capacidades adaptivas que les permitirán sobrevivir las crecientes temperaturas y condiciones extremas. Al momento, no hay una vacuna o terapia efectiva para contrarrestar los síntomas del dengue, el chikungunya, y el zika, todos transmitidos por mosquitos. El dengue es una de las enfermedades humanas más comunes, con más de un tercio de la población mundial bajo riesgo de contraerla. 1516. En Puerto Rico ocurren grandes epidemias cada 3-5 años (las epidemias se definen como tres o más casos sospechosos de infecciones de dengue reportados por cada 1000 individuos por dos semanas consecutivas). Las relaciones entre las enfermedades transmitidas por vectores y las condiciones ambientales de una región en particular están bien documentadas. Las variables ambientales más asociadas a las transmisiones VBD son la temperatura, la precipitación, la humedad relativa, y la temperatura de la superficie del mar. 

    El aumento de temperatura puede traer la expansión del rango geográfico de muchos vectores, disminuir el tiempo de incubación de muchos patógenos, y la tasa de contactos entre la presa, incluyendo los humanos, y los mosquitos (tales como el Aedes aegypti y el Aedes albopictus). Johansson et al. (2009), Moore et al. [1] y Méndez-Lázaro et al. (2014) presentan evidencia que señala que el potencial de abundancia y transmisión de VBD por Aedes aegypti en Puerto Rico es influenciado por la temperatura y la precipitación. Las condiciones oceanográficas y climáticas o el perfil de serotipo claramente no son los únicos factores que definen los patrones temporales o la ecología patológica del dengue [64]. Otros factores importantes que ejercen un rol en esto incluyen la inmunidad y movilidad de la población, los factores socioeconómicos (desigualdad y pobreza), política pública, la implementación de sistemas de monitoreo, los programas de control de dengue, y condiciones deficientes de tanques sépticos, entre otros.

    Fuentes naturales de contaminación aérea 

    Las partículas en aerosol de polvo africano afectan al clima, el tiempo, y los ecosistemas, incluyendo los arrecifes de coral, los bosques, y las poblaciones humanas.1718192021222324 En Puerto Rico, el polvo del Sahara está asociado con condiciones cardiovasculares y respiratorias. 25 Los brotes de polvos africanos también se asocian con riesgos altos a excesivos de visitas a salas de emergencias y hospitalizaciones relacionados al asma en niños en Trinidad & Tobago, 26 Guadeloupe 27, y Grenada. 28

    Muchos de estos problemas ocurren de forma estacional en el Caribe. 29, 3031 La preparación del sector de salud pública para mitigar las enfermedades relacionadas a los polvos africanos es baja.  No se ha establecido un enlace sistemático y operacional entre los brotes de polvo africano y advertencias a las autoridades de salud pública en ninguna de estas islas.

    Riesgos de SARS-CoV-2 (COVID-19), virus respiratorios previos en el Caribe, y factores ambientales

    Los miembros de la Guardia Nacional Aérea de Puerto Rico apoyaron los esfuerzos para vacunar a los residentes de Puerto Rico en los sitios de distribución masiva de vacunas.

     

    Los miembros de la Guardia Nacional Aérea de Puerto Rico apoyaron los esfuerzos para vacunar a los residentes de Puerto Rico en los sitios de distribución masiva de vacunas.

    El primer caso reportado de COVID-19 en la región del Caribe fue registrado el 2 de marzo de 2020. La Organización Mundial de la Salud (OMS) declaró al COVID-19 como una pandemia global el 11 de marzo de 2020. 32 Los primeros casos confirmados en Puerto Rico fueron diagnosticados el 13 de marzo de 2020. Existe especulación sobre si los brotes de COVID-19 son estacionales. 33 Investigaciones previas hallaron que la transmisión del SARS, MERS, e influenza frecuentemente están asociados a la variabilidad estacional y a las tendencias climáticas, pero no todas las enfermedades respiratorias temporales presentan los mismos patrones. 34,35 La pregunta es si el COVID-19 es similar. 36, 37 Los factores ambientales primarios que podrían influenciar las transmisiones respiratorias virales incluyen la temperatura de la superficie del aire, la humedad relativa, y los patrones de lluvia.  38, 39, 40

    La ruta de transmisión de este virus incluye tocar superficies contaminadas (contacto con piel o con objetos inanimados) y entonces facilitar la infección del virus a través de la boca, la nariz, o los ojos.  41424344 Otra ruta de transmisión es el respirar microgotas exhaladas suspendidas (contacto cercano dentro de 1m) y aerosoles (ej. presencia de microbios y partículas de <5μm de diámetro que permanezcan en el aire por largos periodos de tiempo, transmitidos a otros a través de distancias mayores a 1m), que parece ser especialmente efectiva al contagiar. 4145 El COVID-19 aumenta el riesgo de mortalidad debido a enfermedad respiratoria severa y lesiones cardiacas. 4647 

    Existe la pregunta en relación a si los impactos de la interacción entre los polvos africanos temporales que ocurren anualmente en el Caribe, de mayo a agosto, tienen impactos significativos en la salud y mortalidad asociadas a la pandemia de COVID-19 en 2020. Los microrganismos suspendidos en el particulado de polvo llevado por el aire pueden ser vinculado a enfermedades infecciosas. 48,41,49 Es importante entender si estos estresores pueden causarle debilidades al público que exacerban el impacto del COVID-19.

    Sargassum sp.

    Los mantos de algas de sargazo siempre han estado presentes en el Mar Caribe. Desde el 2011, han entrado cantidades masivas a las costas insulares a través del Mar Caribe (ej. Wang y Hu, 2017; Johns et al., 2020) entre enero y agosto. En Puerto Rico, las costas del este y el sur son más vulnerables y reciben mayores cantidades de sargazo en el año que la costa norte. 50 Estos mantos de sargazo usualmente tienen varios pies de espesor y cubren miles de millas cuadradas del océano. Según estas capas llegan a la orilla, se descomponen y liberan gases de sulfuro de hidrógeno y amoníaco, los cuales afectan a los turistas que visitan las áreas costeras en las islas caribeñas. 51 52 

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    Wikimedia Commons, "San Sebastián Street Festival in Old San Juan, Puerto Rico", Creative Commons Attribution-Share Alike 2.5 Generic license. https://commons.wikimedia.org/wiki/File:Fiestas_de_Calle_San_Sebasti%C3%A1n,_San_Juan,_Puerto_Rico.jpg
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    29 July 2022 - 11:21am